Thursday, March 2, 2017

19 Festival Internacional de Contadores de Historias



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Concurso del 19  Festival Internacional de Contadores de Historias de Teherán 2017
Celebrado en la mítica ciudad persa de los cuentos, el 19 Festival Internacional de Contadores de Historias transcurrió en Teherán, Irán, del 15 al 19 de febrero del presente. Organizado por el departamento internacional de la Asociación Kanoon que trabaja en favor del desarrollo de los niños y jóvenes, realiza cada año una convocatoria nivel mundial  que reúne la propuesta de cien contadores de historias de diversos países, después de una rigurosa selección quedan solamente diez así como narradores orales de todo el país  entre los que se incluyen niños y jóvenes.
La presencia internacional estuvo a cargo de   India, Francia, Tanzania, Tajikistan, Australia, Argentina, Costa Rica, Colombia, Corea, España, y por primera ocasión una representante de Cuba, en la persona de la reconocida maestra Elvia Pérez Nápoles.
Este prestigioso evento tiene como coordinadora a Minoo Abdullahi y tiene un nutrido equipo de ejecutivos, colaboradores y traductores. El mismo  sesiono en gran medida en las instituciones de la asociación y tuvo extensiones a escuelas de esa capital.
El encuentro tiene un concurso que abarca diversas categorías con diferentes jurados: una categoría para niños y jóvenes, una para participantes del país y la más esperada el concurso internacional que agrupo a un representante de los países antes mencionados y que contó con un reconocido jurado integrado por el Dr. Norbert Kober de Alemania, la Dra. Mourty Benanta de Indonesia y el prestigioso escritor y poeta iraní Mostafa Rahmandusf.
Después de las presentaciones reglamentarias, en la clausura del encuentro se entregaron los premios, es una satisfacción saber que la ganadora del primer lugar del concurso internacional fue la maestra Elvia Pérez, y  fue la única extranjera premiada ya que el segundo y tercer los obtuvieron   dos excelentes narradores iraníes.
El presidente de Kanoon, el señor Alí Reza Hayiansadeh entrego estos premios con la presencia de todos los miembros de su ejecutivo y de la prensa escrita, radial y televisiva. Un gran momento para la narración oral cubana ser reconocida a nivel mundial en un encuentro de esta magnitud. Que no cese el mágico conjuro de la palabra viva.

Roberto Pastor
Asesor grupo ContArte
Centro de Teatro de la Habana.



Friday, December 21, 2012

Dramaturgia en la Narracion Oral?

Por Elvia Perez

Desde hace algunos años el desarrollo y crecimiento de la narración oral en el mundo ha llevado  también un replanteamiento de sus presupuestos teóricos. Los libros más consultados y conocidos  fueron los de las narradoras que trabajaron por establecer “La Hora del Cuento” en las bibliotecas. Textos que se preocuparon por resaltar la técnica de la narración oral de cuentos y sus valores para la promoción de la lectura. No obstante, desde antes, Marie L. Shedlock, quién vivió de 1854 a 1935 y fue una precursora de este arte de la palabra, ya se plantea en  su libro “El arte de contar cuentos” publicado por primera vez en 1915, los temas que aun hoy   se mantienen en debate: la necesaria y compleja formación del narrador de cuentos,  la simplicidad aparente de este arte,  la diferencia entre un narrador profesional y  los narradores espontáneos, la necesidad de concentración, visualización, coherencia, sentido de fe y verdad en lo que se cuenta,  la necesidad de preparar  cuidadosamente el cuento y repetirla una y otra vez hasta que esta lista, la necesidad de mantener las buenas historias en el repertorio activo del narrador y en resumen que se trata de hacer arte por encima de todo.  En su capítulo tercero abunda en estos elementos: “…El arte de narrar cuentos es, en realidad, mucho más difícil que representar un  papel sobre el escenario: en primer lugar, porque el narrador es el único responsable de todo el drama y de la atmósfera en la que se desarrolla. Tiene que vivir la vida de cada uno de los personajes y comprender  su relación con el resto. En segundo lugar, porque su escenario es como una miniatura y sus gestos y movimientos deben ajustarse de forma que no destruya la sensación de proporción…”
Durante todos estos años, los narradores orales nos hemos estado planteando estas mismas cuestiones y otras con respecto a nuestro arte de la palabra viva. Hemos ido encontrando respuestas parciales o transitorias que después vuelven a ser cuestionadas en el tiempo. También en estos últimos tiempos han vuelto su mirada hacia nosotros y nuestras producciones teóricos, investigadores, directores de teatro entre otros profesionales. Es por ello que hoy contamos con variados  puntos de vista que le van dando a este arte un marco teórico y experimental más amplio. Todavía  unos pocos se aferran a los viejos preceptos y quieren una narración oral con límites precisos  donde se sientan seguros y protegidos como dentro de una fortaleza.  Mientras otros abren caminos, estudian, comparan, investigan, se cuestionan lo establecido, creen en el desarrollo, en que no hay una única verdad ni un único camino ni una única forma de hacer. Por eso piensan, dudan, experimentan, proponen. Es con ellos que se va construyendo  este universo  teórico no excluyente. Es por ello que ya hablamos de dramaturgia en la narración oral como una forma de pensar y estructurar el discurso oral, como un proceso donde las historias que contamos van conformando una única historia. Como una necesidad para trascender aquellas primeras presentaciones de cuentos a modo de recital, con el deseo de encontrar propuestas poéticas que nos mantengan cerca del  público a la vez que de los espacios escénicos establecidos. En diversos materiales publicados Jorge Dubatti ha planteado una denominación interesante  para la narración oral: teatro del relato. Definición que presupone al narrador como un actor, con antecedentes en los aedos, y rapsodas, y justamente a estos también se les considera como los primeros que utilizaron la dramaturgia del actor. Guillermo Heras estudia las diferencias entre teatro de la palabra y teatro de la imagen, entre la literatura dramática y la escritura escénica, así como autores vanguardistas que fueron en algún momento excluidos. Por su parte Enrique Buenaventura nos acerca al “genotexto” y a la dramaturgia de los actores, que tan cercana esta al trabajo que realizamos los narradores orales.  Es por ello que en este boletín,  queremos dedicarle espacio a los artículos donde estos  autores,  se plantean cosas que nos enriquecen como hacedores artísticos. Tres especialistas que han vuelto su mirada hacia la dramaturgia y a los puntos donde se cruza con la narración oral, teatro del relato,  oralidad artística o como finalmente se pueda  llamar a este arte que descansa en el discurso oral con condiciones espectaculares y que se produce solo de forma convivial, en el aquí y el ahora de los espacios escénicos.  Son miradas que nos abren puertas,  que nos obligan a buscar, valorar,  revisar nuestros conceptos y planteamientos si realmente nos proponemos hacer arte, si queremos aprovechar lo  que nos legaron los que nos antecedieron, si no queremos hacer un camino trillado, si estamos dispuestos a crear y  arriesgarnos.

Sunday, November 25, 2012

Libros Publicados

Tan embriagadora como la música tradicional de Cuba, y tan delicioso como el picadillo y plátanos, la narración está viva y bien en la hermosa isla de Cuba. El folklore Cubano es particularmente rico, basándose en las tradiciones hispanos y Afro-Cubana. Elvia Pérez, una narradora Cubana practicante, les trae 21 cuentos de deleite y asombro mezclando la magia entre cuentos de animales, cuentos de lo fantástico y cuentos arraigados en los patakies Afro-Cubanos. Todas las historias se presentan en Inglés y Español, haciendo de este un gran recurso para ESL y clases de Español. Además, podrás encontrar toda la popular serie de Folklore Mundial extras y una breve historia de la isla, recetas tradicionales, fotografías en color y dibujos, incluso indicaciones para los juegos de los niños Cubanos. Un libro versátil con muchas aplicaciones educativas, esta colección es una necesidad para el folklore de la biblioteca y las colecciones de los niños, así como para los narradores, maestros, y cualquier persona interesada en aprender acerca de las tradiciones de Cuba. 


Este libro de técnica de narración oral está basado en la experiencia de la escritora que lleva 21 años de trabajo.   
Elvia Pérez Nápoles relaciona textos que abordan la narración oral y sus diferentes técnicas. También se explaya sobre la ética del narrador, su imagen, la asesoría artística, la dramaturgia y la dirección escénica, la relación entre el teatro y la narración oral, el trabajo con los niños, la crítica, y cómo hacer un taller de narración oral, así como los ejercicios durante cinco encuentros día a día.   




EL GÜIJE DE MANGUITO





Un cuento de: Elvia Pérez 

 
Cuentan las abuelas, que en una laguna de las cercanías de Manguito vivía un güije. ¿Qué es un güije? Un duende chiquito, negro, patizambo, cabezón y de risa fuerte. Su aparición era presagio de mala suerte. El de nuestro cuento había causado mucho terror, tanto, que se juntaron siete “juanes” para capturarlo. No lo lograron, pero al menos el güije se asustó y decidió tomarse unas vacaciones. Se sumergió en las aguas de la Laguna de Charco Hondo y durmió cien años. 

Una noche de luna llena despertó. De inmediato recordó quien era: un güije. Una autoridad en asustar, especialmente a los niños. Era hora de volver al trabajo o las personas dejarían de creer en su existencia. El güije no sabía que el los cien años que estuvo dormido, las cosas habían cambiado mucho. El diminuto batey de Manguito, se había cambiado por un pueblito electrificado con escuela, cine, policlínico, donde nadie hablaba ya de los güijes. 


Bien temprano en la mañana, desde donde reposaba en la laguna, el güije escucho algo. Sacó lentamente la cabeza del agua y vio a un niño como de diez años. Se trataba de Juan Carlos. El niño iba para la escuela y estaba recogiendo plantas para la clase de biología. El güije no lo pensó dos veces. Sacó todo su cuerpo a la superficie con los ojos muy abiertos. El limo de la laguna le colgaba de la cabeza como un extraño cabello. Cuando estuvo completamente visible dijo:
 
- Uuuuuuuuuuuuuuuuuu, soy el güije

Juan Carlos miró a aquel niño casi sin ropas, con aquellas cosas sobre su cabeza y preguntó:
 
- ¿Qué te sucede? ¿No vas hoy a la escuela?

El güije pensó que este niño tenía que ser muy tonto para pensar que los güijes van a la escuela.
Nunca había ido a una, ni siquiera a la Escuela del Terror. Quizás no había comprendido con quién se las veía, por eso, exagerando bien las palabras dijo:
 
- ¿No te doy miedo?

Pero Juan Carlos, casi sin verlo, recogiendo las plantas respondió:
 
- ¿Miedo? No, porque te tendría miedo, no tienes nada de particular.

Ante esto, nuestro pequeño duende se quedó mudo de rabia. ¡Nada de particular un güije! Este niño era un perfecto ignorante en cuestiones terroríficas. ¿Cómo explicarle a alguien así el terrible augurio que es encontrarse con un güije? No, esto era perder el tiempo. De lo que se trataba era que las personas se asustaran solo de escuchar su nombre. Mejor se escondía y esperaba una ocasión mejor para asustar. Decidido esto se lanzó al agua y se ocultó. Juan Carlos pensó que todo se trataba de un juego. Después de esperar un rato por si volvía a salir, tomó sus plantas y se fue para la escuela. Hablaría con la maestra sobre este niño. No se podía permitir que alguien se quedara sin asistir al colegio. Al menos, eso decía la directora todos los días en el acto matutino.

Cuando Juan Carlos se perdió por el camino, el güije salió y se tendió a tomar el tibio sol sobre una enorme piedra. Así estaba cuando escuchó un ruido nada familiar. Levantó la cabeza y vio a un hombre acercarse montado en un raro artefacto que corría más que un caballo. Era Niceto, el administrador de la vaquería. Venía cantando unas décimas sobre su bicicleta. Distraído, no le prestó atención al duende. Por su parte el güije creyó que esta si era una buena oportunidad para probar su poder. Un hombre serio y con ciertos años no debía ignorar su existencia. Era su oportunidad de aparecer y que el rumor de su presencia corriera de nuevo por toda la zona. Puso la más fea de sus caras de miedo y gritó con fuerza:
 
- Oyeeeeeeeeeee, soy el güije!

Niceto iba muy apurado. Se le había hecho tarde para iniciar el ordeño de las vacas. Sin siquiera mirarlo respondió:
 
- Oiga compadre, el cuento del güije me lo hace a la vuelta porque voy apurao!

El terrorífico enano no entendía que estaba pasando. Nunca se había visto tamaña ignorancia de niños y hombres en cuestiones de mitos. No reconocían su presencia ni su historia. No debían saber nada de las historias. En esas en que se transformaba lo mismo en indio, pez, pájaro o sirena. Ni de las veces que raptó a una doncella hermosa solo por ver el miedo en sus ojos.

Ni cuando el y otros amigos pasaban bailando sobre una balsa por el río el día de San Juan. En fin, no sabían nada de nada. Esto lo lleno de miedo por primera vez en su vida. Se lanzó al agua para refrescar sus ideas. Allí pensó en hacer algo para que los hombres no lo olvidaran, conocieran de sus hazañas y las contaran. Fue allí, metido en el agua de la laguna de Charco Hondo, en Manguito, que tomó la decisión más trascendental de su vida. Decidió convertirse en cuento. En esos cuentos que no mueren porque siempre hay alguien que los cuenta.

 

Tuesday, December 23, 2008



Cuenteando con Elvia es un sitio para conocer acerca del arte de contar cuentos con esta narradora oral de reconocido prestigio tanto en su país como a nivel internacional. Elvia ofrece para consultar su libro sobre técnicas del cuento, cuentos adaptados por ella de la tradicion oral cubana y otros cuentos y poemas de su autoria. Del mismo modo pondra a disposición de los que visiten el sitio sus canciones, varias con textos de poetas cubanos reconocidos a los que les puso música, entre ellos la poetisa cubana ya fallecida Serafina Núñez.

Friday, November 28, 2008

RECOMENDACIONES PARA CONTAR UN CUENTO







“El secreto de la felicidad” Paolo Coello, del libro “El Alquimista”

Cierto mercader envió a su hijo con el más sabio de todos los hombres para que aprendiera el secreto de la felicidad. El joven anduvo cuarenta días por el desierto hasta que llegó a un hermoso castillo en lo alto de una montaña. Allí vivía el sabio. Sin embargo, en vez de encontrar a un hombre santo, el joven  entró al castillo y encontró una actividad inmensa. Mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña orquesta que tocaba y una mesa repleta de manjares.
El sabio conversaba  con todos y el joven tuvo que esperar horas para que lo atendiera. El sabio escuchó atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que en aquel momento no tenía tiempo para explicarle el secreto. Le sugirió que diese un paseo y que volviera horas más tarde. Le pidió esto entregándole una cucharita de té en la que dejó caer dos gotas de aceite. Le pidió de favor que mientras daba el paseo la llevara cuidando que el aceite no se derramara.
El joven comenzó a bajar y subir escaleras del palacio manteniendo siempre los ojos en la cucharita. Pasadas dos horas regreso junto al sabio. ¿Qué tal?- le pregunto el sabio- ¿Viste los tapices de Persia que hay en mi comedor? ¿Viste el Jardín del maestro de los Jardines que demoró diez años en hacerse? ¿Revisaste los pergaminos de la biblioteca?
El joven tuvo que confesar que no había visto nada porque estuvo todo el tiempo cuidando que no se derramaran las dos gotas de aceite de la cucharita.  Entonces vuelve- dijo el sabio- conoce las maravillas de mi mundo, no se puede confiar en un hombre si no se conoce su casa.
Más tranquilo el joven se fue de nuevo con la cucharita. Recorrió el palacio, miró con atención las obras de arte, el jardín y los pergaminos. De regreso le relato al sabio  todas las maravillas que había visto. ¿Y las gotas de aceite?- preguntó el sabio.
El joven se dio cuenta que entusiasmado mirando todo las había derramado.
-          Pues el consejo que te doy es este –dijo el sabio-  el secreto de la felicidad es mirar todas las maravillas del mundo sin olvidarte  nunca de las dos gotas de aceite que llevas en la cuchara que esta en tus manos.
















Elvia Pérez Nápoles
1.- Lo primero es encontrar el cuento que quiero contar, ese que necesito decirle a otros y compartirlo.
2.- Debo leerlo más de una vez, tratando de entender su mensaje.
3.- Hago un esquema de los sucesos del cuento, de esas acciones que no pueden faltar porque perdería el sentido o no se entendería y la fijo en mi memoria.
4.-Re- escribo el cuento partiendo de esa cadena de sucesos que ya conozco.
5.- Ahora que lo he escrito con mis propias palabras lo vuelvo a leer para ver que personaje o suceso quiero recrear, destacar, darle mayor o menor peso según mi propio punto de vista que no necesariamente tiene que ser el del autor. En esta labor si necesito modificar algo del texto original, ya sea del principio, del desarrollo o del final lo hago. Dejo listo el material para decirlo oralmente.
6.- Digo el texto en mi versión oral del mismo. Si es muy largo lo voy diciendo primero en partes hasta que puedo decirlo de una vez completo.
7.- Ejercito mi versión oral y la disfruto marcando las intenciones, las pausas necesarias, venciendo las dificultades que tenga en la dicción, pruebo el volumen que necesita cada parte, ensayo nuevas posibilidades.
8.- Voy fijando y estudiando todos los gestos que han salido espontáneamente al ensayar mi versión oral y compruebo que son coherentes con lo que dice el texto. Pienso y estudio el movimiento, si es necesario, hacia donde y en que momento y los fijo. Repaso todo de nuevo encontrando niveles para el texto si los necesita.
9.- Pienso y establezco una manera de introducir el cuento; si voy a presentarlo hablando de él con el público, si solo voy a decir el título y el autor, si no voy a decir nada y utilizaré un fragmento de texto poético o de una canción u otra cosa. Voy a pensar mucho en el final, en la frase con que cierro el cuento, el gesto, la intención, la fuerza o la dulzura necesaria para que todo el que este presente entienda que el cuento terminó.
10.- Voy a pensar en la belleza de la puesta en escena del cuento, desde el cuidado de mi propia persona al presentarme, el vestuario que utilizo, si necesito o no algún elemento, música o apoyo para que el resultado sea un hecho artístico.
11.- Lo voy a contar de la manera más natural posible, entregándome a todos los que me miran y yo miro, como si estuviera diciéndoles con el cuento: este soy yo y me entrego a ustedes con amor, recíbanlo.
12.- Voy a escoger muy bien el cuento que voy a contar de acuerdo al público a quién lo voy a ofrecer, al lugar, al momento. Hay cuentos que funcionan para todos los públicos y en todos los lugares, pero otros no porque pueden resultar agresivos para un sector de la población o porque el solo hecho de no entender lo que se dice puede ya invalidar el texto. El que escucha debe de entender de inmediato lo que estoy diciendo porque de lo contrario se rompe la comunicación. 13.- Voy a cuidar mucho la belleza de mis palabras sin que sean huecas o rebuscadas porque lo que estoy construyendo oralmente es una obra de arte. No voy a tener en mi versión oral frases chabacanas ni de mal gusto, tampoco un metalenguaje que solo entienda yo. Voy a cuidarme de no tener muletillas verbales que empobrecen la interpretación y voy a pronunciar bien todas y cada una de las palabras sin caer en sonidos silbantes ni exageraciones afectadas.
14.- Voy a disfrutar mucho ese momento de contar mi cuento porque es único, efímero e irrepetible, porque aunque vuelva a contar el cuento nunca será el mismo, ni la situación, ni el público.